Pilar A. Hrimati
Psicoterapeuta Transpersonal
pilar_almagro@yahoo.es
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miércoles, 24 de julio de 2013

EL MAYOR OBSTÁCULO A LA ILUMINACIÓN

El Mayor obstáculo a la Iluminación Espiritual. Por Echart Tolle


Pregunta:¿Qué es la Iluminación?

Echart Tolle:
Un mendigo había estado sentado a la orilla de un camino durante más de 30 años. Un día pasó por allí un extraño. "¿Tienes algunas monedas?", murmuró el mendigo, estirando mecánicamente el brazo con su vieja gorra.
"No tengo nada que darte", respondió el extraño. Y luego preguntó, "¿Qué es eso sobre lo que estás sentado?". "Nada", replicó el mendigo, "sólo una caja vieja. He estado sentado sobre ella desde que tengo memoria". "¿Alguna vez has mirado en su interior?", preguntó el extraño.
"No", respondió el mendigo, "¿Para qué? No hay nada adentro". "Echa una ojeada", insistió el extraño. El mendigo logró entreabrir la tapa. Para su asombro, incredulidad y euforia, descubrió que la caja estaba llena de oro.
Yo soy ese extraño que no tiene nada para darte y que te dice que mires en tu interior. No dentro de alguna caja -como en la parábola- sino en un lugar aún más cercano: dentro de ti mismo.
"Pero no soy un mendigo", te puedo oír decir.
Aquellos que no han descubierto su verdadera riqueza -la brillante joya del Ser y la profunda e inalterable paz que se encuentra en ese lugar-, son mendigos, aún cuando tengan gran riqueza material. Buscan externamente desechos de placer o plenitud -para la validación, la seguridad o el amor-, mientras en su interior tienen un tesoro que no sólo incluye todas esas cosas, sino que es infinitamente más grande que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer.

La palabra "iluminación" evoca la idea de algún logro sobrehumano, y al ego le gusta verlo así; sin embargo, se trata simplemente de tu estado natural sentido de unión con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, algo que, casi paradójicamente, eres tú en esencia y que, sin embargo, es mucho más grande que tú. Es el encuentro de tu verdadera naturaleza, más allá de nombres y formas. La incapacidad de encontrar esta conexión da origen a la ilusión de separación de ti mismo y del mundo que te rodea. Te percibes entonces a ti mismo, consciente o inconscientemente, como un fragmento aislado. Surge el temor, y el conflicto-interno y externo- se vuelve habitual.

Me gusta la sencilla manera en que el Buda define el estado de iluminación: "el fin del sufrimiento". ¿Hay acaso algo sobrehumano en esto? Por supuesto, como definición es incompleta. Sólo te dice lo que la iluminación no es: no es sufrimiento. Pero, ¿qué es lo que queda cuando ya no hay sufrimiento? El Buda guarda silencio al respecto, y su silencio implica que tendrás que descubrir eso por ti mismo. Utiliza una definición negativa, de modo que la mente no pueda transformarlo en algo en qué creer o en algún logro sobrehumano, en una meta que te sea imposible alcanzar. A pesar de esta precaución, la mayoría de los budistas sigue creyendo que la iluminación es para el Buda -no para ellos- al menos por esta vida.


Pregunta:

Utilizaste la palabra "Ser".
¿Puedes explicar a qué te refieres con eso?

Eckhart Tolle:

El Ser es la Vida Única eterna y omnipresente que se encuentra más allá de las innumerables formas de vida que se hallan sujetas al nacimiento y a la muerte
. Sin embargo, el Ser no sólo se halla más allá sino en la profundidad de cada forma, como su esencia más interna, invisible e indestructible. Esto significa que eso está a tu alcance ahora, como tu naturaleza más verdadera, tu yo más profundo. Pero no intentes comprenderla con la mente.
No trates de comprenderla. Sólo puedes conocerla cuando la mente está quieta. Cuando estás presente, cuando tu atención se halla en forma total e intensa en el Ahora, podrás sentir al Ser, pero nunca podrá ser comprendido con la mente. Tomar nuevamente consciencia del Ser y vivir en ese estado de "consciencia sentida" es la iluminación.


Pregunta:
Cuando dices Ser, ¿estás hablando de Dios? Y si lo estás, ¿por qué no usas esa palabra?

Eckhart Tolle:
La palabra "Dios" ha perdido completamente su significado, a través de miles de años de mal uso. La utilizo a veces, muy escasamente. Por "mal uso", me refiero a que personas que nunca han tenido siquiera un atisbo del ámbito de lo sagrado, de la infinita inmensidad existente detrás de esa palabra, la utilizan con gran convicción, como si supieran de lo que hablan. O bien, argumentan en su contra, como si supieran qué es lo que están negando. Este mal uso origina creencias, afirmaciones e ilusiones egóticas absurdas, como "Mi Dios o nuestro Dios es el único dios verdadero, y el tuyo es falso", o la famosa frase de Nietzche: "Dios ha muerto".

La palabra Dios se ha transformado en un concepto cerrado. Apenas la palabra es pronunciada, se forma una imagen mental -quizás ya no de un anciano de barba blanca-, pero sigue siendo una representación mental de alguien o algo fuera de ti; y, sí, casi inevitablemente un algo o alguien masculino.

Ni "Dios" ni el "Ser" ni ninguna otra palabra pueden definir o explicar la inefable realidad que se halla detrás de la palabra, de modo que la única pregunta importante es si la palabra es una ayuda o un obstáculo en cuanto a permitirte experimentar Aquello a lo cual apunta. ¿Apunta acaso más allá de sí misma, hacia esa realidad trascendente, o se presta muy fácilmente a transformarse en nada más que una idea, una creencia en tu cabeza, un ídolo mental?

La palabra "Ser" no explica nada, pero tampoco la palabra "Dios". "Ser", sin embargo, tiene la ventaja de ser un concepto abierto: no reduce el infinito invisible a una entidad finita. Es imposible formarse una imagen mental de él. Nadie puede adjudicarse la posesión exclusiva del Ser. Es tu esencia misma, y te es accesible de inmediato como la sensación de tu propia presencia, la sensación de "Yo soy" previa a "Yo soy esto o lo otro". Así que sólo hay un pequeño paso entre la palabra "Ser" y experimentar el Ser.

Pregunta:
¿Cuál es el mayor obstáculo para experimentar esta realidad?

Eckhart Tolle:
La identificación con tu mente, lo que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. No poder dejar de pensar es una espantosa calamidad, pero no nos damos cuenta de esto porque casi todo el mundo la sufre, así que es considerada "normal". Este ruido mental incesante te impide hallar ese dominio de quietud interna que es inseparable del Ser. Esto también crea un falso "yo" -fabricado por la mente-, que extiende una sombra de temor y sufrimiento. Examinaremos todo eso en más detalle más adelante.

El filósofo Descartes creyó haber encontrado la verdad más fundamental cuando formuló su famosa frase: "Pienso, luego existo". De hecho, expresó con eso el error más fundamental: igualar el pensar con el Ser y la identidad con el pensar. El pensador compulsivo -y casi todo el mundo lo es- vive en un estado de aparente separación, en un insanamente complejo mundo de problemas y conflictos continuos, un mundo que refleja la creciente fragmentación de la mente.
La iluminación es un estado de "completitud", de "ser uno", y por tanto se está en paz. Se es uno con la vida en su aspecto manifiesto -el mundo- así como con tu yo más profundo y la vida no manifiesta-uno con el Ser-. La iluminación no es sólo el fin del sufrimiento y del continuo conflicto interno y externo, sino también el fin de la horrible esclavitud del pensar incesante. ¡Qué increíble liberación es!

Identificarte con tu mente genera una cortina opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que impiden toda relación verdadera. La cortina se interpone entre tú y tú mismo, entre tú y los demás hombres y mujeres, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios. Es esta cortina de pensamiento la que crea la ilusión de la separación, la ilusión de que hay un tú y un "otro" enteramente separado. Olvidas entonces la realidad esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y las formas separadas, eres uno con todo lo que existe. Con "olvidas", me refiero a que ya no logras sentir esta unión como una realidad evidente por sí misma. Puedes creer que es así, pero ya no sabes si lo es o no. Una creencia puede ser tranquilizadora. Sólo es liberadora, sin embargo, a través de tu propia experiencia.

Pensar se ha vuelto una enfermedad. La enfermedad se presenta cuando las cosas se desequilibran. Por ejemplo, no hay nada malo con que las células se dividan y multipliquen en el cuerpo, pero cuando este proceso prosigue en forma independiente del organismo completo, las células proliferan y tendremos una enfermedad.

La mente es un instrumento soberbio si la usamos correctamente. Si se le usa en forma incorrecta, sin embargo, se vuelve muy destructiva. Para ser más preciso, no se trata tanto de que uses tu mente del modo incorrecto -en general no la usas para nada-. Ella te usa. Ésa es la enfermedad. Crees que eres tu mente. Ese es el delirio. El instrumento se ha apropiado de ti.


Pregunta:
No estoy enteramente de acuerdo. Es cierto que pienso mucho sin sentido alguno -como la mayoría de las personas-, pero aún puedo utilizar mi mente para lograr cosas, y hago eso todo el tiempo.

Eckhart Tolle:
Sólo porque puedes resolver un acertijo de palabras o construir una bomba atómica, no significa que puedes utilizar tu mente. Tal como a los perros les encanta morder huesos, a la mente le encanta hincarle sus dientes a los problemas. Es por eso que resuelve acertijos y construye bombas atómicas. A ti no te interesan esas cosas. Permíteme preguntarte esto: ¿puedes liberarte de tu mente cada vez que quieres? ¿Has hallado el botón que detiene todo el mecanismo?


Pregunta:
¿Te refieres a dejar de pensar? No, no puedo hacerlo, excepto quizás por unos instantes.

Eckhart Tolle:
Entonces la mente te utiliza a ti. Inconscientemente, te has identificado con ella, de modo que ni siquiera te das cuenta de que eres su esclavo. Es casi como si fueses poseído sin darte cuenta: crees que la entidad que se posesionó de ti eres tú mismo. La libertad se inicia dándote cuenta de que no eres esa entidad que se posesionó de ti -el pensador- Saber esto te permite observar a la entidad. Apenas comienzas a observar al pensador, comienza a activarse un nivel más alto de consciencia.
Comienzas entonces a darte cuenta de que hay un enorme ámbito de inteligencia más allá del pensamiento, y que ese pensamiento es sólo un diminuto aspecto de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas que realmente importan -la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interior-tienen su origen más allá de la mente. Comienzas a despertar.


sábado, 6 de julio de 2013

PRIMEROS PASOS A LA PRACTICA MEDITATIVA


Primeros pasos de la práctica meditativa interior

Sesha aconseja lo siguiente para realizar una práctica meditativa interior correcta:
Busca un lugar donde sentarte y, en lo posible, mantén la espalda recta. Es mejor acostumbrarse a no apoyarla, pero si surge algún problema físico no tengas problema en hacerlo sentándote en el piso, en una silla cómoda o en un sofá.
Evita acostarte cuando practicas, pues es fácil deslizarse al sueño.
Cierra los ojos, calma tus sentidos y sitúa la atención en el mundo interior, allí donde viven recuerdos, donde pace la memoria.
Inicialmente los sentidos seguirán activos, será su tendencia. No luches contra el mundo externo para que desaparezca. Poco a poco, en la medida que detectas tu interioridad, el mundo externo se apacigua y el interno se activa.
La práctica interior se afianza en la medida que tus sentidos físicos se desconectan. La atención debes posarla en tu interioridad a la espera de reconocer la aparición de cualquier pensamiento, sentimiento, emoción o pasión.
Tu actitud de atención interior debe ser intensa pero sin esfuerzo, sin la tensión de visualizar contenido mental alguno. Adopta una actitud de espera, de acecho interior, de ser consciente de cualquier contenido mental que emerja.
En el mundo interior solo existen tus contenidos mentales. Cualquier evento que allí aparezca: emoción, sentimiento, emoción o pasión debes detectarlo, saber que efectivamente está ocurriendo; ser consciente de su existencia será el objeto fundamental inicial de tu práctica interior.
Cuando aparezca a tu consciencia personal cualquier contenido mental debes reconocerlo, darte cuenta que existe. No te conviertas en su protagonista fundiéndote en él, no. Simplemente, reconoce su existencia; ello hará que inmediatamente se distancie a los ojos del observador interior o, sin más, desaparezca.
Cualquier contenido mental que aparezca en tu mundo interior, ya sea imagen, sensaciones de cualquier tipo, colores, percepción de energía o cualquier otra forma que adopte la memoria, no es conducente al encuentro de los estados superiores de conciencia.
Cuando logres reconocer y darte cuenta que estás pensando, serás testigo de la dilución de dicho pensamiento. Mientras mantengas la actitud consciente de estar presente sobre tu mundo interior no surgirá ningún otro pensamiento; entonces notarás el inmenso y maravilloso espacio que acontece entre pensamiento y pensamiento.
Si pierdes la atención que requiere la espera de pensamientos y te vas con ellos, no te culpes ni te juzgues; cuando te des cuenta que la atención se ha ido alumbrando tu memoria, entonces amorosamente regresa, date cuenta que piensas y notarás cómo inmediatamente cualquier constructo mental que exista en tu interior desaparece.
Ten cuidado de que tu mente construya un pensamiento de vacío; no es lo mismo el pensamiento de vacío que el vacío de pensamientos. El pensamiento de vacío es un pensamiento más que, al repetirse, produce hábito por esfuerzo.
El observador, que reconoce tanto los pensamientos como el vacío o el vacío que hay entre ellos, se localiza siempre en la parte de atrás del mundo interior y lo conocido se localiza al frente. A este estado le denominamos Observación.
Si logramos permanecer atendiendo con estabilidad suficiente el espacio entre pensamientos, dicho vacío irá tomando inercia; entonces quien atestigua empieza a reconocerse a sí mismo. A este estado le denominamos Concentración.
Observar y Concentrarse no es Meditar, ni mucho menos, pero son estados de conciencia más estables que el habitual al que denominamos estado de Pensamiento.
La Meditación ocurre cuando el mundo interior identifica al universo entero como parte de su propia realidad.
SEHSA


¿Qué es la técnica Meditación Mantrica?

La técnica Meditación Mantrica es un proceso simple, natural, sin esfuerzo, que se practica de 15 a 20 minutos, tres veces al día, sentado cómodamente con los ojos cerrados. Es única entre las técnicas de meditación, y se distingue por su facilidad, naturalidad y profunda eficacia.

La técnica de Meditación Mantrica permite que la mente vaya hacia dentro, más allá del pensamiento, para experimentar la silenciosa reserva de energía, creatividad e inteligencia que se encuentra en el interior de cada uno: un estado natural de alerta en descanso. Durante su practica, el cerebro funciona con una coherencia considerablemente mayor y el cuerpo gana un descanso muy profundo.




MEDITACION MANTRICA
Curso de iniciación

De todos es sabido los beneficios de la meditación, esta que os presento se acompaña con mantras en vuestro propio idioma, de esta manera el inconsciente comprende y permite llegar a los mas profundo, facilitando una gran quietud mental para tener una experiencia de silencio y paz interior.

Estas técnica aceleran el proceso del despertar a una vida plena, donde el sufrimiento y los problemas se disuelven y nos instalamos en un estado de gozo estable, viviendo en un presente continuo.

Vivimos en la pobreza de la superficie, -la vida, las cosas, las relaciones- ignorando la riqueza que hay en nuestra profunda morada. Aurobindo

Se aprende muy fácilmente en un curso de 8 horas.
Inversión 70€
Incluye: curso, asesoramiento durante seis semanas, repetir el curso siempre que lo desees.

Próximo curso Sábado 20 de julio
Horario: de 10 a 19 horas
Lugar: C/ Fernando Lesseps, 5 5ºD (Málaga)

Contactar para inscripción con Pilar 639 50 18 89 pilar_almagro@yahoo.es
Imparte el curso Pilar Almagro


No hay nada más pleno que el amor incondicional a uno mismo y cuando lo experimentamos todos los miedos desaparecen y nuestra vida se llena de paz y gozo.



Pilar Almagro
Psicoterapeuta Transpersonal
639-501-889